domingo, 26 de octubre de 2008

Entrevista imaginaria a Luisa Cáceres de Arismendi

Nace en Caracas el 25.9.1799.
Muere en Caracas el 2.6.1866.

Heroína de la Independencia y símbolo de la fortaleza humana ante la adversidad. Esposa del prócer Juan Bautista Arismendi. Hija de Domingo Cáceres y de Carmen Díaz. Su padre, profesor de Latín le enseñó a temprana edad a leer y escribir, así como los principios éticos y morales que le dieron valor durante los años de su cautiverio y destierro.

1814 fue un año adverso para la naciente República y también para la familia Cáceres; el 6 de marzo las tropas del jefe realista Francisco Rosete asaltaron la guarnición de Ocumare y mataron al padre de Luisa quien se encontraba allí por invitación de su amigo el comandante Juan José Toro. La comandancia Militar de Caracas, al frente de la cual se encontraba Juan Bautista Arismendi, organiza una expedición el día 14 de marzo en auxilio de los patriotas sitiados en Ocumare; entre los soldados de la operación estaba Félix Cáceres, hermano mayor de Luisa. Las tropas de Arismendi son derrotadas y el hermano de Luisa es hecho prisionero y ejecutado el 16 de marzo.

El 7 de julio de 1814, durante la retirada de las fuerzas patriotas de Caracas rumbo a Oriente, como consecuencia del avance de las terribles tropas comandadas por José Tomás Boves; la tragedia toca nuevamente de cerca la vida de Luisa Cáceres, ya que, en la travesía mueren cuatro tías suyas, quedando vivos sólo ella y un hermano menor.

Huida al oriente

Los emigrados pasan por Barcelona y se dirigen a Cumaná donde llegan a finales de agosto, muchos de ellos consiguen pasar a Margarita, lugar donde Arismendi puede garantizarles una mayor seguridad. Durante este tiempo, el coronel Arismendi busca a la familia Cáceres, a quienes había conocido y frecuentado por algún tiempo en Caracas en la navidad de 1813, proporcionándoles por este motivo, vestidos, alojamiento y demás recursos. El 4 de diciembre de 1814 Luisa Cáceres contrae nupcias con Juan Bautista Arismendi.

Fortaleza de Santa Rosa - La Asunción

En septiembre de 1815, las autoridades españolas ordenan la captura de Bautista Arismendi, quien se escapa y oculta con uno de sus hijos en las montañas del cerro Copey; el día 24 de septiembre, Luisa Cáceres quien seencontraba embarazada es tomada como rehén para doblegar a su esposo. Encerrada por un tiempo en la casa de la familia Amnés, es trasladada días después a un calabozo de la fortaleza de Santa Rosa.

Mientras tanto, las acciones militares de Arismendi le permiten hacer prisioneros a varios jefes españoles, entre ellos al comandante Cobián, de la fortaleza de Santa Rosa; motivo por el cual el jefe realista Joaquín Urreiztieta propone a Arismendi canjear prisioneros por su esposa, tal ofrecimiento es rechazado y el emisario recibe por respuesta: " Diga al jefe español que sin patria no quiero esposa". El 26 de enero de 1816, Luisa da a luz una niña que muere al nacer dadas las condiciones del parto y del calabozo en el cual se hallaba prisionera.

Posteriormente, es trasladada al fortín de Pampatar donde permanece algunos días, antes de ser enviada a la prisión de La Guaira y finalmente al convento de la Inmaculada Concepción en Caracas, donde ingresa como prisionera el 22 de marzo de 1816. Durante todo este tiempo se le mantuvo incomunicada y sin noticias de sus familiares. Los triunfos de las fuerzas republicanas comandadas por Arismendi y por el General José Antonio Páez en Apure, determinan que Luisa sea trasladada a Cádiz, hacia donde es embarcada el 3 de diciembre de 1816.

Fortín de Pampatar

El barco en el que viajaba es atacado por un buque corsario, el cual se apodera de todo el cargamento y abandona a los pasajeros en la isla de Santa María en los Azores. Imposibilitada de regresar a Venezuela, Luisa llega a Cádiz el 17 de enero de 1817. Es presentada ante el Capitán General de Andalucía, quien protesta por el trato al que fue sometida por las autoridades españolas de América, y le da la categoría de confinada, asignándole además una pensión de 10 reales en vellón diarios.Durante su permanencia en Cádiz, se negó a firmar un documento donde debía manifestar su lealtad al rey de España y renegar de la filiación patriota de su marido, a lo cual respondió que el deber de su esposo era servir a la patria y luchar por libertarla. El 3 de mayo de 1818 llega a Filadelfia, luego de fugarse de Cádiz con la ayuda de Francisco Carabaño y el inglés Mr. Tottem; de allí se dirige a Margarita donde desembarca el 26 de julio de 1818. Finalmente, 19 de septiembre de 1819, el Consejo de Indias dicta una resolución que le concede absoluta libertad y facultad de fijar su residencia donde desee. Residió en Caracas hasta el día de su muerte. Sus restos fueron trasladados al Panteón Nacional en 1876.

ENTREVISTA CON LA HISTORIA ACTUALIZADA
Luisa Cáceres de Arismendi. Heroína de la Independencia
-¿Cuáles fueron esos valores éticos y morales que le permitieron, aún adolescente, resistir tanta adversidad?
-Se los debo, fundamentalmente, a mi querido padre Domingo Cáceres quién modeló para mi, la ética y la moral de la fortaleza humana contenidas en el amor fraterno y el valor de defender aquello en lo que creemos.
-En el año y tres meses que estuvo usted confinada e incomunicada, ¿cómo logró sostenerse?
-Me sostuvo la dignidad ante la agresión de ser tomada como rehén para doblegar la voluntad de mi esposo, Juan Bautista Arismendi; la esperanza que me daba el saberme embarazada, la rabia y el dolor del asesinato de mi padre y mi hermano mayor por los realistas y el asesinato de mis 4 tías en el ataque de Boves cuando tratábamos de huir hacia Oriente. Además Juan y yo compartimos un claro compromiso por la defensa de la patria, por ello la respuesta de “…sin patria no quiero esposa” que diera a los realistas, lejos de ofenderme me enorgulleció. El gran dolor aún no superado es la pérdida de nuestra hija.
-¿Considera usted que fue un intento de soborno la protesta del Capitán General de Andalucía en Cádiz, por el trato que había recibido de las autoridades españolas en América?
-Sin lugar a dudas, después de brindarme todo tipo de atenciones las autoridades españolas, se desenmascararon cuando me pidieron que renegara de las responsabilidades patrióticas que había asumido con Venezuela y manifestara lealtad al Rey. Muy al contrario les dije que mi deber ineludible y el de mi esposo era luchar por la liberación de nuestra patria en América.
-¿Que le hace insistir en volver, aún ilegalmente, a Venezuela?
-Fugarme era la única manera de alcanzar mi absoluta libertad y poder llegar finalmente a la tierra en que nací, que amo, que defenderé cuantas veces sea necesario y a quien sacrificaría con gusto todo lo que le sacrifique en mi juventud: VENEZUELA.
NOTICIA EN BASE A LA ENTREVISTA ANTERIOR
Ejecutan los realistas
BRUTAL ATAQUE A LA MORAL DE LOS PATRIOTAS

Luisa Cáceres de Arismendi denuncia que fue maltratada como rehén para doblegar a su esposo Juan Bautista Arismendi y luego como en Cádiz-España fue presionada para renegar de su patriotismo.
Caracas. El ataque moral a la ética de los patriotas es usado sin reservas por los realistas buscando quebrar la férrea voluntad de defensa de la patria, así quedó plasmado en las declaraciones que diera Luisa Cáceres de Arismendi, esposa de Juan Bautista Arismendi, quien agregó luego que el dolor insuperable es la perdida en prisión, de la hija de ambos. Después que su padre y su hermano mayor fueran asesinados por los realistas y sus cuatro tías muertas en confrontación con Boves en la huída hacia Oriente, Luisa Cáceres de Arismendi fue torturada como rehén, aún estando embarazada, para tratar de que se rindiera su esposo que resistía en las montañas del Cerro Copey en Margarita.
Cáceres expresó que compartía con su esposo “…un claro compromiso por la defensa de la patria” es por ello que al poco tiempo de ser trasladada a Cádiz-España, se negó a firmar un documento donde la obligaban a renegar de su condición de patriota y buscó fugarse para volver a Venezuela, rehacer su vida al lado de Juan Bautista Arismendi y continuar la lucha por la libertad de la patria “…que amo y que defenderé cuantas veces sea necesario”.
Al despedirnos, esta valiente mujer, quiso hacer un llamado a sus compatriotas para que no dejen de estar alertas ante las amenazas de cualquier imperio, en cualquier tiempo, que esté pugnando por amedrentar el valor y la nobleza de los venezolanos, hacerse de nuestros bienes y recursos, apoderarse de este magnífico país que es Venezuela. Esto no debe suceder jamás, en ello nos debe ir la vida.
Jacqueline Luisa Chanduví
Estudiante VII Semestre Comunicación Social
Aldea Universitaria “José Agustín Marquiegui”
UD3 - Caricuao

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